3 jun 2013

Hibris y Locura

“La locura está hundida en el discurso de la experiencia histórica y en la tajante realidad de los hechos humanos. Pero, siempre eludida, siempre inapreciable, estalla como un confín y al mismo tiempo se cierra como una peligrosa transparencia bajo las líneas de fuerza de la razón dominante."
 Michel Foucault.

En una de ocasión, Nash definió su locura en los siguientes términos: “Me sentía como un profeta, solo, en medio del desierto, con una verdad trascendente que transmitir y sin nadie a quien hablar”. Y, en otra: “Era infeliz al recuperarme porque la normalidad no me hacía feliz. La locura empieza cuando descubres una segunda realidad en tu mente y a veces la eliges, porque te hace más feliz que la normalidad. Así alcancé un punto en que yo era más feliz loco que cuerdo.”

Desde esa extrañeza radical que separa a los cuerdos de los no convencionales han escrito muchos autores condenados a una Hibris que supone la ruptura de las normas admitidas. Su mayor aliada, la locura, aparece íntimamente unida a la creación literaria.

Demencia y talento se hermanan con bastante frecuencia: Artaud, Nietzsche, Panero, Van Gogh son ejemplos de cómo el arte conduce en ocasiones a la vesania, y viceversa. En esta ocasión el contenido de varios trabajos literarios en los que la locura es un componente constitutivo básico.
 
 Lenz, del dramaturgo alemán Büchner, conocido por su Woyzeck, que llevó a escena el visionario americano Bob Wilson, es una novela breve en la que se narra la esquizofrenia de un poeta amigo de Goethe. Lo que convierte al relato en un documento estremecedor es el hecho de que su autor sufría también esa enfermedad alada
 
 
Dentro de la hibris que condena a quien la sufre a un delirio irreal y al esfuerzo titánico que acabará por destruirlo, Así Habló Zaratustra, la genial obra del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Una fortísima declaración de vitalismo en forma narrativa por quien fuera profeta del mazdeísmo Zaratustra que contiene altísimas cotas de lucidez, profundos desgarros y el germen delirante de lo que acabó por llevar a la locura al atormentador escritor. Poseedor de un estilo magistral, potente como la voz del profeta en el desierto de la banalidad, el libro es absolutamente recomendable para quienes buscan emociones fuertes cerebrales. También para los amantes de la buena literatura.
 

 
En el extraño libro de Artaud, Heliogábalo, el anarquista coronado, la desmesura está más en el fondo que en la forma. Antonin Artaud, el genio loco que renovó el teatro europeo y escandalizó a Francia, desgrana una escritura sugestiva y compleja para recrear el delirio sexual de aquel emperador elegido a los 14 años y asesinado en las letrinas por su guardia pretoriana cuando tenía 18.
 
 

Diario de un loco, de Nijinski, representa la ruta a la locura del mítico bailarín, la antesala al momento en que se sumió en el caos.
 
 
Elogio de la locura es, sin embargo, un ensayo inteligentísimo e irónico del gran humanista Erasmo, que justifica estar un poco loco para que te dejen en paz.
 
 
 
Y por último menciono esta monumental definición de Ambrose Bierce, que a mi juicio es verdad axiomática.

Loco, adj. Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual; del que no se conforma a las normas de pensamiento, lenguaje y acción que los conformantes han establecido observándose a sí mismos; del que no está de acuerdo con la mayoría; en suma, de todo lo que es inusitado. - Diccionario del Diablo, Ambrose Bierce-

 

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